Enseñamos desde cómo encender un ordenador hasta cómo relacionarse con seguridad en las redes sociales o evitar una adicción

Marta Vázquez con Pablo Portabales de Aclad Coruña (soundcloud.com)

Joven de entre 17 y 25 años, estudiante, consumidor principalmente  de alcohol y cannabis, tímido e introvertido, que hace un uso de las nuevas tecnologías para relacionarse.  Es uno de los perfiles tipo de las personas que llegan a la Unidad Asistencial de ACLAD Coruña con un problema de adicción a alguna sustancia y que, a medida que son tratados por psicólogos, psiquiatras, educadores y trabajadores sociales, van sacando a la superficie otro problema añadido:  el modo en que usan las nuevas tecnologías. Cuando esto ocurre, los profesionales de ACLAD emprenden con estos jóvenes un trabajo en paralelo igual que proceden cuando detectan otro tipo de problema asociado como puede ser el de pareja o el modo de emplear el tiempo de ocio.

La Educadora social de la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga de A Coruña Marta Vázquez, ha hablado en Radio Voz con Pablo Portabales de cómo aprenden los usuarios de ACLAD a sacar un buen partido a las nuevas tecnologías y a no caer en el abuso de lo que hoy en día es el principal canal de comunicación social.

Marta Vázquez trabaja en la Unidad de Día de ACLAD por lo que conoce muy bien el otro perfil, casi opuesto se podría decir, de personas que tienen problemas en el uso de las nuevas tecnologías: “personas adultas, de entre 30 y 40 años como media, nunca han usado un ordenador, nunca  han entrado en una red social y el smartphone es para ellos una utopía por la enorme complejidad que ven en su manejo. Los jóvenes son nativos digitales, pero los adultos se han quedado en tierra de nadie”, dice esta educadora social.  Así que, desde ACLAD, profesionales como ella, en colaboración con las bibliotecas municipales, les ponen al día para que puedan desenvolverse en tareas muy cotidianas como crear una cuenta de correo electrónico, usar Word para realizar su CV y    subirlo a los portales de empleo, incluso pedir cita  médica, hacer compras o solicitar la ITV por Internet.

En el caso de los más jóvenes, los problemas surgen, sobre todo, con los juegos online y, en segundo lugar, en el modo en que canalizan sus carencias para relacionarse con los demás a través de las redes sociales. “cuando intentas relacionarte cara a cara con una persona no es lo mismo que cuando lo haces a través de un ordenador o de un teléfono móvil; por eso existen los emoticonos, para expresar alegría, tristeza o enfado; incluso puedes decir cualquier cosa ofensiva, que no tienes a nadie delante”, dice Marta Vázquez

Esta educadora experta advierte que si el chico o chica deja de hacer cosas que antes le gustaba por los videojuegos o por chatear es señal de que algo no va bien. También es motivo de preocupación si necesita estar más tiempo conectado para sentirse satisfecho o si se siente deprimido, nervioso o enfadado y solo se le pasa cuando se conecta. Marta Vázquez es tajante: Primero es la obligación y después la devoción. No podemos dejar a un niño ilimitadamente en una habitación delante de un ordenador como si fuese la caja tonta.  Si deja de hacer actividades diarias y de relacionarse con los demás fuera de casa, algo esta pasando”.

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